Christopher Cross: Un recorrido íntimo y legendario

El músico de 74 años, que transita entre Nueva York y Texas, comparte anécdotas de su dilatada carrera, sus vínculos con el blues y el rock, y su estrecha amistad con Frank Zappa, mientras se prepara para regresar a Chile en un esperado concierto junto a Toto.

Christopher Cross, de 74 años, dialoga con Culto vía Zoom desde Nueva York con una serenidad que evoca sus inolvidables éxitos de los primeros años de los 80. El artista, quien estableció su vida entre la gran metrópoli y el territorio de Texas —donde nació y cuyo legado musical se forjó—, rememora su carrera como un interminable viaje, repleto de episodios sorprendentes, semejante a una road movie en su tierra natal. Esta semana, Cross cumplirá una larga deuda con sus seguidores en Chile, país donde debutó en 1979 con su álbum homónimo, e incluso se adjudicó el Grammy ante el emblemático Pink Floyd por The Wall. La gira incluirá su regreso en un escenario de gran magnitud por primera vez, compartiendo cartel con la banda Toto, cuyos integrantes, consagrados en el arte de la música de sesión, comparten formación instrumental. La cita es este jueves 11 en el estadio Claro Arena, y Cross expresa con entusiasmo: “Los admiradores llevaban años inquiriendo por mi regreso, y me alegra profundamente poder hacerlo finalmente”.

En la era del streaming, su música se reencuentra con un público diverso, conformado tanto por nostálgicos amantes del soft rock como por jóvenes descubridores atraídos por el revival del denominado yacht rock. El propio músico reconoce que su hija Madison fue decisiva para reavivar el interés, al producir y llevar a HBO el documental que renueva la presencia del género. Sin embargo, su relación con la etiqueta es ambivalente, pues no le agrada la asociación con estereotipos de lujo y ostentación.

Durante su relato, Cross destaca la influencia del blues en Texas, territorio donde la guitarra es casi un instrumento sagrado, y donde figuras como Billy Gibbons de ZZ Top —con quien mantiene una amistad constante—, Eric Johnson y Stevie Ray Vaughan marcaron su camino. En tono de complicidad, confiesa mantener comunicacion constante con Billy, y relata cómo jóvenes guitarristas en Austin se inspiran en Stevie Ray, a pesar de sus intentos, pues la esencia de leyenda es inimitable. Una anécdota que suele surgir es la leyenda que vincula una Stratocaster, supuestamente empeñada por él y que al día siguiente fue adquirida por Ray Vaughan para convertirla en su ‘number one’, historia que incluso el hermano de Stevie ignora, aunque Cross disfruta del misterio que rodea al blues.

Otra experiencia memorable en su carrera fue cuando, aún siendo un guitarrista emergente, sustituyó a Ritchie Blackmore en un concierto de Deep Purple, tras la repentina indisposición del legendario músico. Eric Johnson, quien abrió el espectáculo con Mariani, fue testigo del suceso. Décadas más tarde, Blackmore mismo solicitó a Cross que narrara aquella noche para un documental, remarcar una hazaña única que refuerza la credencial del texano, recordada también en el inolvidable solo de ‘Ride like the Wind’, pieza que lo catapultó profesionalmente. Fue precisamente ese solo el que atrajo a Donald Fagen de Steely Dan para invitarlo a grabar, aunque Cross prefiere recordar el episodio con humor y reconocimiento a la interpretación magistral de Larry Carlton en el tema asignado.

El recorrido de Cross se enriquece con historias insólitas, como su conexión con el irrepetible Frank Zappa. Gracias a Arthur Barrow, bajista de Zappa y amigo de la infancia, el ícono del rock se sintió intrigado por ‘Ride like the Wind’ y, tras una invitación que el texano no pudo atender, envió un cassette rotulado como ‘Zappa Wind’, en el que se escucha a Frank colaborando con Al Di Meola. “Guardo ese obsequio como uno de los mayores honores de mi vida; su influencia es innegable”, confiesa Cross. En un encuentro personal, Zappa eligió poner a prueba la autenticidad de la influencia que Cross profesaba hacia él, lo que terminó en un intercambio cultural memorable, recordando además que el músico nunca recurrió a sustancias para nutrir su genialidad. Para Cross, Frank Zappa fue y sigue siendo un auténtico genio.

El hit ‘Ride like the Wind’ surgió en un viaje desde Houston a Austin, en un momento en que el LSD y la potencia de una inolvidable interpretación en vivo de una versión de McCartney se fusionaron en una experiencia transformadora. Con reminiscencias de los límites entre libertad y caos, Cross admite que algunas de sus historias originarias escandalizan a la nueva generación, quienes se muestran sorprendidos al conocer los orígenes psicodélicos de la composición, resaltando a modo de contraste la diferencia en el proceso creativo actual.

Reconocido por su trayectoria, en 2019 fue incluido en el Hall of Fame de la Texas Heritage Songwriters Association, compartiendo honores con personalidades como Billy Gibbons y Steve Earle, lo que subraya la amalgama de virtuosismo y disciplina que ha caracterizado su carrera. Finaliza destacando la importancia de la formación clásica en la nueva generación de músicos, resaltando ejemplos como Keith Carlock y Steve Gadd, y haciendo hincapié en el valor del aprendizaje riguroso, a diferencia de la inmediatez actual de la producción musical digital.

En su inminente regreso a Chile, Cross confía plenamente en la solidez de sus músicos, quienes, con una preparación técnica adquirida en conservatorios y con amplia experiencia en sesiones musicales, le permiten ofrecer una puesta en escena donde la improvisación no exige ensayos prolongados, demostrando que el legado clásico del rock y el blues sigue vigente.

Autor: Roberto Sánchez

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